28 Nov 2017

Fortalezas en el Carácter de un Ministro

TRES FORTALEZAS EN EL CARÁCTER DE UN MINISTRO

 

Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó”.  (Romanos 8:30 RV1960)

A menudo confundimos carácter con actitudes fuertes o firmes, cuando realmente no es así. El carácter de un ministro no tiene nada que ver con la capacidad que tiene de dominar a otros, sino con el autodominio, la sujeción de la propia voluntad a lo que Dios está demandando en un momento determinado.

1.- El valor que Dios le otorga al dominio propio

Desestimamos el valor que Dios le otorga al que se enseñorea de su espíritu, porque generalmente, el ministro está enfocado en cómo puede dominar a una congregación. Sin embargo, veamos lo que nos dice la sabiduría a través del Libro de Proverbios: “Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad” (Proverbios 16:32).

¿Qué nos está sugiriendo este pasaje bíblico? Que una de las fortalezas del ministro es el dominio propio, es decir, la sujeción de los impulsos inherentes a la propia voluntad, a la voluntad del carácter de Dios, tal y como lo presenta en la Sagrada Escritura.

2.- Manso y humilde de corazón

Jesús vino al mundo con un carácter absolutamente contrario a lo que todos se esperaban del Salvador, demostrando con absoluta valentía ser manso y humilde de corazón.

Todo este concepto de ser manso y humilde da un giro radical a lo que en el mundo se entiende por “fortaleza”, y es precisamente aquí en donde se distingue el carácter de lo que se denominan actitudes fuertes.

Un carácter se forja en medio de la disciplina que Dios mismo impone, y se forja a través de las distintas pruebas que a diario el ministro debe superar, no con respecto a los demás, sino conforme a su propia vida.

3.- Un hombre irreprensible

Ningún ser humano puede llegar a la perfección en esta tierra, y eso lo sabía el apóstol Pablo cuando le da a Tito los requisitos que deben tener los ancianos y los obispos de la iglesia. En los versículos 6 y 7, Pablo describe que debe ser un hombre irreprensible aquel que aspire a trabajar dentro de un ministerio en la iglesia.

¿A qué se refiere entonces con el término “irreprensible”?

Pablo describe aquí a un hombre con altos estándares de moralidad en cuanto a la propia vida, y podríamos reunir esto en tres fases: un hombre que dirija como cabeza a su familia, un hombre con moralidad sexual, y un hombre con una conducta apropiada en todo cuanto requiera la asistencia del ministerio.

Así pues, el ministro debe velar para que estas tres áreas estén totalmente cubiertas. La Iglesia requiere ancianos y obispos a la altura de la Escritura, relajar ello, constituiría una complacencia que alejaría la presencia de Dios en cada congregación.

Por ello, las fortalezas del liderazgo en Cristo, constituyen una verdadera responsabilidad espiritual, a la que el  ministro debe alcanzar.


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